Revista de Historia, N° 18, Noviembre 2017, pp. 178-180 Departamento de Historia, Facultad de Humanidades,
Universidad Nacional del Comahue.
ISSN-e 2591-3190
http://revele.uncoma.edu.ar/htdoc/revele/index.php/historia/index
RESEÑAS
Donna J. Guy, La construcción del carisma peronista. Cartas a Juan y Eva Perón, Buenos Aires, Editorial Biblos, 2017, 190 pp.
Franco Emiliano Gutiérrez Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue
El origen del peronismo, sus transformaciones, consolidaciones y continuidades ha promovido una vasta y heterogénea literatura que atraviesa de lado a lado el campo de las ciencias sociales. Como tema de estudio y por su carácter – si se me permite el término – multidimensional, el peronismo habilita las más disimiles interpretaciones y afortunadamente aún se guarda algunos aspectos de su complejidad para que sea la base de algunas prominentes investigaciones.
La obra de Donna J. Guy es sumamente innovadora en el estudio del carisma peronista. Uno de los principales objetivos que se formula en esta obra es probar cómo en el devenir del proceso de construcción del carisma peronista, expresado en la correspondencia privada pero no sólo en ella, el acercamiento de la gente de bajos recursos a Juan y Eva Perón se produjo gracias a que ambos lograron combinar los estilos y las formas mediante las cuales invitaron a la gente a relacionarse con ellos. De este modo, en el primer capítulo, subtitulado “Las primeras cartas y la creación de vínculos carismáticos por parte de Eva”, a partir del análisis histórico de la correspondencia, la autora explica cómo la crisis económica de la década de 1940 y el incremento demográfico en el espacio urbano condujo a amplios sectores de trabajadores pobres a depender del “nuevo mundo de la política peronista” y a comunicarse directamente con Juan y Eva Perón “en busca de mejoras materiales, médicas, educativas y sociales”. En este contexto, la figura de Eva fue crucial en la construcción del carisma peronista ya que se mostró dispuesta a encargarse personalmente de las necesidades que la gente le hacía llegar a través de las cartas.
La obra prosigue con un segundo capítulo, “Jubilaciones para la tercera edad y pensiones por invalidez”. Allí, la autora analiza un conjunto muy amplio de cartas en las cuales los remitentes solicitaban pensiones para ancianos e inválidos, o para hombres y mujeres sin empleo con hijos a cargo. Observa que a pesar de que el gobierno peronista impulsó una ley de subsidios que quedó instituida en el Primer Plan Quinquenal, tomó tiempo para que ésta se implementara como un sistema organizado de bienestar social. Por ello, sostiene que mucha gente trató de evitar que sus demandas se perdieran en los “laberintos” de la burocracia estatal y decidió escribirle personalmente a Eva, confiando en que de esa forma obtendría rápidas soluciones. De esta manera, la historiadora norteamericana fortalece una de las ideas centrales del texto al sostener que “el debilitamiento del estado benefactor afianzó los vínculos carismáticos entre Eva y la gente del interior”.
En el tercer y cuarto capítulo, se aborda el interés de Juan Perón por obtener de la gente sugerencias para el primer y el segundo Plan Quinquenal. Particularmente, en el tercer capítulo, “Necesidades insatisfechas: el Plan de Gobierno de Perón”, se analizan las cartas que en 1946 les fueron enviadas al gobierno después de que Perón invitara públicamente a la gente, a través de los medios de comunicación estatales, a colaborar con sus sugerencias en la creación de los programas de gobierno plasmados en el Primer Plan Quinquenal. En el contenido de las misivas, la autora encuentra que las propuestas y las sugerencias realizadas trascendieron ampliamente los objetivos del primero de los planes quinquenales, ya que se formularon demandas de interés regional y colectivo que van de la construcción de departamentos, escuelas y centros de salud mental, al pedido de una reforma de la estructura agraria y de la Constitución Nacional.
Este análisis se profundiza en el cuarto capítulo, “La reafirmación de los vínculos carismáticos: el Segundo Plan Quinquenal”. Allí, Donna Guy sostiene que durante la campaña iniciada por Perón en 1951, en la cual se llamaba a la gente a formar parte del armado del Segundo Plan Quinquenal, distintos sectores sociales le escribieron a Perón y para entonces el presidente, junto a su gobierno, dispuso de un esquema mucho más coordinado de recepción de la correspondencia. Sin embargo, la historiadora observa que a diferencia de la campaña anterior, la inflación creciente y los problemas económicos sumados a la muerte de Eva Duarte en 1952, limitaron el alcance y el entusiasmo de las misivas remitidas al presidente; con ello, las iniciativas para reforzar los vínculos carismáticos por parte de Perón se vieron condicionadas.
En el siguiente capítulo, “Los niños y la patria”, Donna Guy analiza las cartas espontáneas de parte de la gente que solicitaba ayuda para sus hijos. A pesar de que el estado benefactor se había expandido, la autora encuentra que muchos sectores, en el ánimo de darle continuidad a la comunicación directa con Perón y Eva, siguió enviando cartas en las que se solicitaba a la pareja presidencial la concreción de un deseo de larga data: “que el Estado convirtiera a sus hijos en ciudadanos dignos”.
Finalmente, en el capítulo “Los vínculos carismáticos ¿Cuánto pueden perdurar?”, la autora pone el acento en las dificultades que enfrentó Perón al momento de mantener los vínculos carismáticos y la lealtad. Para ella, el impacto negativo de la muerte de Eva Duarte en la consolidación de los vínculos carismáticos fue realmente importante al dejar de contar con la influencia femenina sobre las mujeres y perder el “canal” de comunicación directa y espontánea que tenía Perón con buena parte de la sociedad.
En general, la obra de Donna J. Guy constituye un extraordinario aporte puesto que ofrece un análisis sumamente innovador de la construcción del carisma peronista por dos principales razones: se aparta de los tradicionales análisis que ponen el acento en la propaganda política y en la difusión de los medios públicos de comunicación y ofrece un estudio de los vínculos carismáticos como procesos históricos de construcción relacional, que se producen “tanto a instancias de los argentinos como de sus líderes”. En su conjunto, el texto brinda una pesquisa y un método realmente novedosos al estudiar la construcción del carisma a partir de la correspondencia privada que envió la clase trabajadora empobrecida y no organizada rural y urbana (en su mayoría mujeres y niños) a Juan Domingo Perón y a Eva Duarte durante la primera etapa del peronismo (1946-1955). De lectura recomendable, combina un análisis de suma complejidad metodológica con un lenguaje que lo vuelve accesible tanto para el mundo académico como para el público general.